El tiempo que pasé con ella siempre parecía poco, y no es para menos. De repente hacía no sé qué gesto que me decía algo con sus ojos. Después me tomaba de la mano, después se acostaba en mi hombro y se quedaba tranquila, como si nada más ocurriera.
Durante esos momentos me costaba mucho respirar.
De todas formas, no lo necesitaba.
Pero todo eso pasaba tan rápido, o al menos me parecía que pasaba demasiado rápido. Siempre pasaba algo (o alguien) que lograba interrumpir "eso". La persona se iba, o lo que fuera que ocurriese pasaba y ya estaba roto. El momento y yo, quiero decir. Ya no se podía regresar así sin más. Tenía que reconstruirse, pero cualquier intento siempre me pareció soso, muerto, no era igual y tenía que aceptarlo como pérdida.
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